jueves, 3 de diciembre de 2009

El bolsa de la guitarra


La música está genial, el ambiente se presta para todo y lo más importante es que estás a punto de conquistar a la chica que acaba de llegar.
Con un vaso en la mano te paseas por el apartamento de tu primo, caminas, fumas y luego masticas un chicle para quitarte el olor a cenicero. La música sigue sonando y cada vez se pone mejor sobre todo porque la chica ya cruzó unas palabras contigo y le caíste bien. Por fin comienzan a bailar y a pasarla mejor que antes, sólo que esta vez están juntos y conociéndose mejor.

Del otro lado del apartamento están los echadores de vaina, los que echan los cuentos de aquella vez que fueron a la playa y se quedaron varados en el segundo deslave de La Guaira. También están los que hablan de películas y vinos; no son tan echones pero se encierran en su mini manada.

Por último está el carajo de pelo largo que llegó con su novia de cabello largo, lentes y vestido beige con volados, ésa que se parece a Yoko pero de Guatire. El tipo llega al apartamento, saluda a su pana y luego le presentan a tu primo (el pana es arrocero pero discreto). Da unas vueltas, se besa discretamente con la novia y bebe ginebra Larios con Tang al tiempo que se arregla el cabello detrás de la oreja. La sombra de la chiva le da ese aire intelectualoide que se desvanece apenas le ves las botas militares.

Tú sigues bailando con la niña de tus sueños quien además de bella es simpática. Todo va muy bien hasta que un par de horas después se escucha una voz aterradora que dice:

-Bájenle a la música un momento ahí.

¿Será que los vecinos se quejaron? ¿Van a hacer una vaca para comprar más curda? ¿Hay que bajar a buscar a alguien? ¿Se perdió el CD de Bob Marley? La incertidumbre se apodera del apartamento hasta que el pelilargo toma de su espalda, cual Robin Hood sacando una flecha, su guitarra azul. La guitarra azul es la preferida de los aprendices porque es la más económica y no da tanta paja dejarla seis meses detrás de la puerta del cuarto.

-Mi pana va a tocar una canción.

¡Coño! El carajo va a tocar una canción. Eso indica que no puedes hacer más nada sino esperar a ver qué demonios va a tocar. Silvio y Pablo son los clásicos y por ende esperas algo por el estilo. Uno siempre se sabe un par de canciones para hacer el corito y cantarle a la chama pero hasta ahí. Después de la segunda canción la vaina se transforma en un total fastidio.

-Tengo que afinar primero porque saben que hay que desafinarla para que no se dañen las cuerdas; además, aquí la acústica es medio rara.

El pana se tira unos siete minutos dándole a la vaina. Cualquiera pensaría que el tipo es hijo de Joe Satriani, primo de Santana y cuñado de Juan Carlos (el de la rumba flamenca).

La vaina comienza a impacientar a la gente. Algunos se atreven a pedir una canción. Otros bostezan porque se están enratonando. Los reggeatoneros están muuuuy arrechos porque la vaina estaba fina. El perro se echa en medio del grupo y lanza un suspiro de perro (por cierto, no hay nada que cause más envidia que un suspiro de perro. Ojalá yo pudiera suspirar así y echarme en el mueble a rascarme la barriga).

-Listo. Voy.

Por fin llega la hora y el pana comienza:

-Me pongo a pintarteeee y no lo consiiiigo. Después de estudiarte lentamente termino pensandooo….

¡El coño de su madre! Después de toda esa güevonada del traste y la cuerda y la acústica y la afinadera viene este cabeza de verga a salir con esa vaina.

La jevita se enfrió, el trago se aguó, el hielo se derritió y la abuela de tu primo (que de paso no es tu abuela) se paró a mear. La vaina no tiene vuelta atrás. A llorar pal Valle.

La chama dice que se va porque su papá está cerca y la cosa se puso aburrida. Te quedas solo como un pendejo recostado de una pared mentándole la madre internamente al carajo. Otro sábado echado a perder.

Así que amiga, amigo, si usted es de los que acostumbra llevar una guitarra a cuestas para todas partes, y cuando digo todas partes es TODAS partes, asegúrese de que la mayoría de los presentes sean sus amigos o de otra forma le cagará la noche a más de uno y se salvará de una posible coñaza en las escaleras.

No sea bolsa. No le cague la noche a alguien con esperanzas.

4 comentarios:

  1. JAJAJAJA Amarú qué rata!!! Suele suceder!!! la foto quedó del carajo JAJAJAJA

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  2. De hecho, es arrancado de la vida misma jajajaja

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  3. Demasiado bueno!!! jajaja

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  4. Man, está burda de tripa. La próxima lo pienso antes de sacar la giutarra.

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