domingo, 29 de noviembre de 2009

El paltó marrón


Conocido por todos, temido por muchos. Sí, es él. Se pavonea aquel hombre hablando por celular sobre los “documentos y los contratos que hay que registrar”:

-Sí, González. Esto está listo. Mañana mismo depositamos. Son 20.000 y sin comisión.

A viva voz le hace saber al mundo que él es el tipo que resuelve, el papá de los helados, el que toca la campanita.

La hebilla del pantalón resalta tanto como su cadena de gold-filled enredada en pelos de pecho. En su mano izquierda lleva una maleta con combinación de ruedita y numeritos que se abre cuando está en 0-0-0 porque nunca supo cómo ponerle la clave. La corbata es de bacterias, del color de la salsa rosada del perrocaliente que va a almorzar frente a la plaza Miranda. Por último y no menos importante, el gran paltó marrón.
El paltó marrón es la prenda de vestir diseñada única y exclusivamente para echones, estafadores, charlatanes, leguleyos, mequetrefes, picapleitos, granujas, petimetres y especialistas en cualquier vaina y que siempre aparecen en televisión hablando sobre cómo resolver el problema del país. El portador de tan degradado diseño siempre está pelando bolas pero nunca lo dice porque a él siempre le va bien.
Este atuendo lo venden en todas las tiendas de la avenida Lecuna o en las del bulevar de Sabana Grande que todavía se niegan a morir. Ya sea flux o paltó, todos estos especímenes querrán usarlo. Los principales portadores de tan refinadas piezas son, en su mayoría, abogados, gestores, vendedores de seguro, predicadores religiosos que van de puerta en puerta, profesores de primaria suplentes, directores de escuela, porteros de ministerios, guardaespaldas de concejales, graduando de parasistema, maracuchos, entre otros del mismo género.
No hay nada más falso que un paltó marrón. El sujeto embestido con tal armadura siempre le caerá a muela: “señora, si esa hipoteca se vence, no la salva ni mayuya. Pero no se preocupe que yo lo resuelvo”.
El misterioso maletín guarda en su interior dignas piezas más falsas que un billete de a tres bolívares. El maletín contiene: un juego de cubiertos con un pote de arroz chino mediano en donde guarda las mollejas de pollo con arroz; una engrapadora de las viejísimas que parecen de remaches; hojas extraoficio que se roba de las fotocopiadora porque nadie las usa; recortes de periódico donde se ofrece dinero trabajando desde casa; un periódico meridiano; una gaceta hípica manchada de café; una chequera del banco La Guaira y un sello con unas ligas rojas alrededor.
Si usted, ciudadano y ciudadana de a pie, se topa con este individuo, cruce la calle inmediatamente, no haga contacto visual y comience a toser como si tuviera tuberculosis par que no se le acerque.
Ya sabe entonces que si llega a caer en manos de un ser como este es porque usted es bien pendejo. Así que mosca.

1 comentario:

  1. cOÑO PERO QUE ENVIDIA CON LOS MARACUCHOS!!! HASTA ACA LOS NOMBRAN. TANTA ENVIDIA LE TIENEN A ESOS CARAJOS QUE LOS QUIEREN DESACREDITAR ENDILGANDOLE EL USO DEL PALTÓ MARRON? JAJAJAJAJ QUE BOLSAS!!

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